Yo no lo escribí

Pucha, lo siento, no quería que leyeras esto…

Esto No Es Normal

leave a comment »

Lo que está pasando en Chile no es normal.
Este ha sido un año brutalmente duro para los Derechos Humanos en nuestro país y no podemos seguir haciéndonos los locos.
La respuesta estatal en estos tiempos de crisis ha sido asquerosa, con una soberbia y una falta de pluralismo que parece sacada de una novela distópica.
Hoy, en Chile, hay gente muriendo por sus procesos migratorios, mientras defienden sus territorios, y en la lucha por la justicia ambiental.
Hoy, en Chile, hay gente muriendo como consecuencia directa o indirecta del actuar de un gobierno que no parece entender lo básico de un marco de Derechos Humanos.
Esto no es normal. Y no podemos dejar que se normalice.
Es cuático como todo lo que ha ocurrido este año ha pasado y lo hemos ido aceptando. Es cuático que un haitiano muera en el aeropuerto y la respuesta estatal sea mandarlos de vuelta a Puerto Príncipe, sin poder volver por nueve años. Es cuático que un dirigente social se haya «suicidado» en pleno proceso de manifestaciones y que todo se haya cerrado con «no hubo participación de terceros», sin un seguimiento en cuanto a los hostigamientos, presiones y efectos que la misma lucha causa en las personas (para que hablar de los cuestionamientos a la validez de la investigación…). Es cuático que la solución para trabajar el denominado conflicto mapuche sea una operación militar con nombre de videojuego ambientado en Vietnam.
Es cuático como nos quieren vender estas weás como normales.
Tenemos que resistir, porque, sinceramente, nos están tratando de meter el pico en el ojo.
Cuando veas las noticias, cuando leas las publicaciones de Facebook o Twitter de tus amigos, cuando se te dispare el «sentido común» frente algo a lo que el Bombo Fica diría «sospechosa la wea»… Repite: esto no es normal.
No vamos a dejar que estas cosas sean normales en Chile.

 

Written by Pedro Poblete

16.noviembre.2018 at 12:09

Publicado en Imágenes, Textos

Tagged with , , ,

La Víctima Soy Yo

with one comment

Escribo esto para mí. Escribo esto para mis amigos. Escribo esto para las personas con las que he conversado en el último tiempo, que no entienden por lo que estoy pasando y no saben cómo acompañarme.

Mi ex-relación era abusiva.

En mi vida hubo abuso emocional.

Y la víctima soy yo.

Trata de imaginarte lo siguiente: amas a una persona y le muestras tu lado más vulnerable. Ese lado que no sabe controlar sus emociones porque te llenan al punto del desespero. Ese lado que llora a moco tendido y se abraza en posición fetal porque el dolor interno es mucho. Ese lado que, cuando emerge, quiere hacerse daño porque no aguanta vivir.

Es un lado privado que no le muestras a nadie. Porque es raro que algo te deje tan vulnerable. Pero cuando viene, te deja desnudo bajo la lluvia.

Luego imagina que esa persona activamente busca llevarte ahí cada vez que no está de acuerdo contigo. Imagina que utilizan tu propia vulnerabilidad como un arma para hacerte sufrir. Imagina que, a pesar de pedir límites y respeto, esas peticiones son ignoradas porque quieren verte mal.

Y que te hacen creer una y otra vez que la culpa es tuya. Que te mereces que te traten mal. Que te mereces sufrir. Que es tu culpa que te hagan esto.

Trata de imaginar eso en un ciclo que empieza con calma, pero donde poco a poco se incrementan las tensiones hasta el punto en que te da miedo decir o hacer algo incorrecto, porque sabes las consecuencias de hacer algo mal. Hasta que ese algo ocurre y te castigan, te maltratan, te someten a violencia emocional. Y luego te piden perdón, te prometen que no va a volver a ocurrir, y te convencen de qué cosas hiciste tú para «merecer que te trataran mal»; te desarman y te construyen a su anotojo. Un ciclo que se repite una y otra vez. Un ciclo donde te pisotean el alma, recogen los pedazos, y los tiran de nuevo al suelo. Un ciclo en donde la persona que «te ama» te castiga usando cada vez más y más municiones. Porque en cada ciclo sabe mejor cómo hacerte sufrir.

El abuso emocional es cuático… Es tan sutil y tan «justificable» si uno lo mira de reojo… Pero es terriblemente doloroso, y es una mochila que hoy tengo que llevar conmigo.

Desde hace un par de semanas estoy yendo al psicólogo y cuando converso con él la rabia, el dolor, y el trauma emergen… Con mi abusadora, pero más fuertemente aún con aquellos que me miran y no reconocen mi dolor…

No hay nada más frustrante que el que empaticen con tu abusador. No hay nada más doloroso que culpen a la víctima. No hay nada más difícil que, por estar siguiendo un proceso de sanación, ya te consideren sanado y no te cuiden.

Estoy. Saliendo. De. Un. Trauma.

Nunca en mi vida he conmiserado tanto con la mina que le dicen «pero a ver, ¿Qué hiciste? ¿Le dijiste que no? ¿Cómo andabas vestida? ¿Estás segura que fue violación?». Con el niño que le pegan y le dicen «¿Viste lo que me hiciste hacer?». Con el/la trans que «pero weon/a, ¿Pa’ que te metiste ahí? Estabai buscando que te ataquen».

No hay jerarquías en la opresión.

La primera reacción de casi todas las personas con que hablado ha sido la misma: incredulidad.

Y es que ser la víctima de abuso para un hombre es difícil. Porque no es lo común. Porque no nos creen. Porque minimizan nuestro sufrimiento. Porque primero piensan en ella y después en uno.

Y no, no está bien que sea así. Se entiende, es una balanza al karma cósmico que mi género se merece por todas las violaciones, asesinatos, abusos y demases que hemos hecho por siglos. Pero no está bien. Porque los detalles están en las historias individuales. Y el diablo está en los detalles.

«Me da pena X» me dijeron cuando conté que ya no tenía contacto con mi abusadora.

«¿Qué le hiciste a X?» fue la primera pregunta que me dijo una amiga que nos conoce a ambos, sin detectar mi puchero hasta que empecé a lagrimear.

«Espero que algún día puedan arreglar las cosas» fue la conclusión de una conocida que me escuchó por 5 minutos y pensó que entendía todo.

Que ganas de llorar. De gritar…

«¡NO! ¡NO ES POBRECITA! ¡NO! ¡NO ES UNA PENA QUE NO TENGA CONTACTO CON ELLA! ¡ES UNA VICTORIA! ¡ES ROMPER EL CICLO DEL ABUSO! ¡Y NO, POR FAVOR, NO ME HAGAS VOLVER A TENER CONTACTO CON ELLA NUNCA MÁS!»

Alejarse de una relación abusiva es difícil. Es, quizás, una de las cosas más difíciles que he tenido que hacer.

Es que nada cuesta más que tratar de comprender el hecho de que la persona a la que amas es quien elije hacerte sufrir. Activamente. De que tu «amor» quiere dañarte, quiere verte mal. De que la persona con la que te juraste respeto quiera hacerte sufrir. De que alguien a quien le abriste tu corazón, que te ha visto vulnerable, que te ha visto en tu peor momento esté, activamente, buscando  llevarte allí. Una. Y otra. Vez.

¿Cómo carajo volver a amar? ¿Cómo volver a confiar en uno mismo? ¿Cómo recuperar una autoestima pisoteada por la manipulación, por el odio, por una niña herida que no tiene compasión ni empatía?

No quiero que ella lea esto. Así que por favor, no lo compartas. No quiero volver a escucharla, o verla, o tenerla en mi vida.

Porque uno no le pide a la mina violada que se sienta a conversar con su violador.

Porque uno no junta al niño golpeado con su abusador.

Porque uno protege a las víctimas de futuras agresiones.

Written by Pedro Poblete

23.junio.2018 at 03:10

Publicado en Textos

Tagged with , ,

Mi Rabia

with one comment

Mi rabia es mi cuenta en el banco, mi casa sin nosotros, mi verano sin Rumania.

Mi rabia es mi cuenta en el banco, mi casa sin nosotros, mi verano sin Rumania.

Mi rabia hoy duele en la garganta y en el pecho,
mi rabia hoy es una bolsa de lágrimas detrás de mis ojos,
mi rabia hoy no es rabia,
es pena, impotencia.
Es un llanto que no sale,
es un mar que me seca,
es un sol que no calienta,
es un muerto que camina.

Mi rabia hoy es amor, y eso aumenta mi rabia.
Porque no debería amarte
ni con odio,
ni con grito,
ni con puño,
ni con nada.

Mi rabia son las series que no vimos,
los te amo que no te dije,
las noches que no duermo,
las miradas sin cariño;
tu pelo de color distinto,
mis anillos en la basura,
tus recuerdos de cenicero.

Mi rabia es una poesía mal escrita,
un verso sin sentido,
un último cigarro después del último cigarro.

Mi rabia eres tú,
lo imposible,
lo que no fue,
lo real que parece mentira.

Mi rabia es Sabina,
mi rabia son mis problemas,
mi rabia es tu abandono.

Mi rabia es mi cuenta en el banco,
mi casa sin nosotros,
mi verano sin Rumania.

Mi rabia es lo que perdí cuando te fuiste,
y lo que encontró mi corazón en lugar de ti:
mi rabia es mi depresión.

Written by Pedro Poblete

9.julio.2015 at 17:00

Publicado en Textos

Tagged with , , ,

On depression and sadness

leave a comment »

On Sadness

Depression is a teacher, and sadness is a call to free yourself.

My sister has depression and it’s pretty bad. She suffers panic attacks and the disease at one point destroyed the laugh of one of the funniest persons I’ve met in my life.

Yet, I’ve learned that there’s a silver lining in depression. There’s a video online called «I have a black dog and its name is depression». It’s a pretty shitty and sad video, when my sister saw it she cried the whole day. Yet, the video showed me something I had not seen before, and that deeply resonated on me; it showed me that depression is the best teacher.

Depressions and sadness force you to discriminate between the noise and the music.

Living is hard: there are so many pressures, so many deadlines, so many duties pushing you in so many ways. The older you get, the more responsibilities you build, the more people depend on you, and the more you try to live to others’ expectations: you’ve earned their trust, you don’t want to fail them, you want to be there for them.

Yet, some of these pressures are just noise. Things that are not important in your life, things that, when they are stripped from you make you lighter: weights that you don’t need to carry.

Depression and sadness put you in a maze where the only way out of is by finding yourself. Depression is a teacher, and sadness is a call to free yourself.

Today is the saddest I’ve felt in years. Yet, it’s also the day in which I see things clearly: I can recognize now what I’m doing only because others have told me to do. I can see what responsibilities I’ve taken without needing to, I can see what I must change to not feel like this anymore. I can stop feeling paralized, and I can be reborn.

Thank you sadness, for you have made me realize what I need in life: you’ve shown me where’s my piece of mind, and that I do not need to defend the fragile self-image that I’ve built for myself.

Written by Pedro Poblete

8.May.2015 at 21:02

Publicado en Textos

Tagged with , , ,

CCLVIII Verbum – Si me das a elegir.

leave a comment »

No estás hecho para quedarte con nadie

No estás hecho para quedarte con nadie…

— Si me das a elegir, me quedo contigo. Dijo él, abrazándola por lo que sería la última vez.

— Pero no te estoy dando a elegir. — Dijo ella, sonriendo con sus labios, pero con pena en los ojos — No eres tú el que tiene que elegir, ni tampoco soy yo.

La noche había sido larga, pero se había hecho pequeña entre abrazos. El sol todavía no salía, pero el cielo se hacía cada vez más azul. Pronto esa luna pequeña que les sonreía desaparecería, y Venus ya brillaba sobre ellos.

— No es justo. Dijo él, mirándose las manos. Siempre se miraba las manos cuando no sabía qué hacer.

— No, no lo es. Dijo ella, mordiéndole la oreja. Nunca lo había hecho, pero si no lo hubiera hecho, nunca hubiera podido decir que alguna vez lo hizo.

La sábana sólo la cubría a ella, a él sólo lo cubría el pelo rubio de ella.

— Me gustas. Dijo él.

— Y tú a mí, me gustas más que él. Dijo ella.

— No es la primera vez que me pasa, ¿sabes? Pero me gustaría que fuera la última.

— No lo será, corazón. Los hombres como tú corren como el agua. No estás hecho para quedarte con nadie.

La habitación no era lo suficientemente grande para los dos. Pero ni el Océano Pacífico hubiera sido lo suficientemente grande para los dos.

— ¿Cómo se supone que responda a eso? Dijo él, sonriendo con los ojos, pero con pena en la voz.

Ella no respondió.

Written by Pedro Poblete

1.junio.2014 at 18:37

Publicado en Textos

Tagged with , , ,

NaPoWriMo II – Habet! Hoc Habet!

leave a comment »

Know that when I grab the sword, when I put on my mask, you shall receive no quarter.

Know that when I grab the sword, when I put on my mask, you shall receive no quarter.

I do not know what is it, but when I grab that sword everything changes.
I move forward, and take my word, there’s no feeling like walking towards your enemy;
the excitement of starting a battle, of testing yourself, of not knowing whether you will be able to achieve victory.
Salut.
We greet each other, in the same way that those who were about to die saluted the emperor.
Masques.
I put on my mask.
En garde.
I get in position.
Prêt.
I grip my sword with all my strength.
Allèz.
We start dancing.
But in this dance you and I are nemesis, not companions. You represent all that I despise.
We try to fool each other, every movement that I do is a ruse.
I must discover who you are, what is your weakness, what is that thing you do that I do better.
The mask blurs my vision, my legs cramps as I keep my position,
my hand hurts with the weight and awkward position.
Powerful, powerless, I move like a child trying to emulate those who are better than him.
I jump forward, I attack, you block and counterattack.
I jump backward, get a better position, look for an opening that there is not there.
Powerful, powerless, in the few minutes this dance lasts only you and I exist.
You are my world, and those who want to be born must destroy a world.
Know that when I grab the sword, when I put on my mask, you shall receive no quarter.
For I fight, I do it one point at time to be better than you, and better than I was before.

Written by Pedro Poblete

2.abril.2014 at 18:32

Publicado en Textos

Tagged with , , ,

NaPoWriMo I – By Ten Meters

leave a comment »

I thought of you as Sunday stroll

I thought of you as Sunday stroll…

By ten meters I lost you,
ten meters of solutide, ten meters of fear,
ten meters of youth and ten meters of unfulfilled dreams.
I see you now, walking ten miles from me,
forward, in a world that does not belong to me
because you don’t belong to me and you never will.
I never understood that you were a race,
I thought of you as Sunday stroll,
peaceful, quiet, ever present, ever longing,
but you were not a woman that forgives insecurity.
If we weren’t so young, if we weren’t so afraid
if I wasn’t so alone, if we fulfilled those dreams…
Ten meters that today are exactly
four thousand seven hundred fifty seven miles.
What would I give to keep you another ten meters away.

Written by Pedro Poblete

1.abril.2014 at 19:27

Publicado en Textos

Tagged with , , ,

DXCIV Verbum – La explosión primigenia

leave a comment »

Image

Buenas noches, querida, espero que tus sueños te llenen de bendiciones.

Quisiera poder saber cómo escribirte esto, querida. Me gustaría empezar hablando de Henry Miller, porque hace poco re-escuché una de sus citas, creo que sabes a cuál me refiero, pero si no, aquí va: ‘la mejor forma de olvidar a una mujer es convertirla en literatura’. Me gustaría empezar con esto, pero no quiero escribir sobre ti con las palabras de otro. Todavía me eres demasiado sagrada como para eso. Todavía te siento parte de mi vida, todavía te siento mía, y no de algún escritor norteamericano, gurú de India o existencialista francés.

Pero no sé cómo escribir de ti, de la vida que dejaste aquí dentro de mí.

Te recuerdo sonriendo, escuchando mis boberías con esa admiración mutua que nos teníamos. Recuerdo tu mirada curiosa, tratando de entender todo lo que soy y tú no eres: un hombre, un latino, un hereje. Recuerdo el calor de tu cuerpo, allá lejos, porque nunca hubo más distancia en el mundo que la que construimos entre nosotros: dos partículas evitando la colisión. Y en esa imagen encuentro la primera frase que quiero escribirte.

El universo, ese todo del que somos parte, comenzó con una gran explosión, y esa explosión ocurrió cuando dos átomos primigenios se tocaron por primera vez. La energía liberada por ese primer contacto es llamada singularidad, que en matemáticas, como bien tú sabes, porque eres más sabia que yo en esas cosas, es el punto en que las funciones alcanzan un nivel infinito.

¿De dónde vienen esos dos átomos? Nadie lo sabe con certeza. Quizás cruzaron de otro plano, como nosotros cruzamos mares y continentes para encontrarnos. Quizás el universo es eterno, y estos dos átomos siempre estuvieron allí, así como tú y yo somos parte de un lineaje casi infinito. Fuimos el producto de los amores, dolores, fracasos y éxitos de nuestra historia, venimos de nuestra familia, construida por otras familias, por una cultura y una identidad. Y es que es nos resulta imposible pensar sobre qué existía antes de que todo existiera, así como a mí me cuesta tanto pensar en lo que existía, en lo que era, antes de conocerte.

Si bien nuestros cuerpos nunca se tocaron, nuestros sentimientos sí lo hicieron, y es por eso me cuesta tanto hoy en día olvidarte. Evitamos una gran explosión, huímos de construir un universo con nuestras vidas, pero mi corazón no se salvó y hoy todo lo que siento parte de la singularidad que fue conocerte. Gracias a ti, o, tal vez, por tu culpa, todo lo que soy tiene escrito tu nombre.

Cuando más lo pienso, más me recuerdas al átomo primordial: tu pelo negro, tu piel canela, tu cara de pájaro y tu cuerpo de bailarina tienen un campo electromagnético que me atraía y me querían hacer explotar. Pero tu historia, tus miedos, tu ingenuidad y cobardía invertían la polaridad, haciendo que me alejara, que nada existiera entre tú y yo.

Por supuesto, es tanto mi culpa como la tuya, porque no puede haber una colisión sin que haya algo contra lo que colisionar. Y mi forma de ser, y quién sabe que más, te atraía y te alejaba en este juego que era, simultáneamente, el fin y principio de todo.

No sé cómo estarás, pero espero que estés feliz. Muero de ganas de preguntartelo, pero no me siento capaz de leer una palabra tuya dirigida a mi persona. Menos capaz aún me siento de escucharte. Y es que temo que algo explote dentro de mí nuevamente.

Buenas noches, querida, espero que tus sueños te llenen de bendiciones.

Javier Ignacio.

Written by Pedro Poblete

26.diciembre.2013 at 18:27

Publicado en Textos

Tagged with , , ,

CDXCV Verbum – Sally Brown

leave a comment »

Spend my money on Sally Brown...

And we roll all day and we roll all night...

Paul la abrazó.

Había sudado tanto como él. Tenían el cuerpo brillante, el aire en la vieja habitación lo asfixiaba, pero nunca se había sentido más cerca del paraíso, ni siquiera aquella vez que vio La Española luego de tres meses de navegación. La luz era tenue, no quedaba más que una de las 7 velas que encendieron al comienzo de la noche. El cuerpo de ella, canela, le recordaba a la cubierta humedecida de la Manzana Dorada, la última embarcación en la que había trabajado.

Paul la besó.

Tenía el gusto salado del mar. Parecía una sirena, una princesa del mar, desnuda, tan sólo cubierta con una vieja sábana verde. Tenían la respiración agitada, podía sentir sus corazones latiéndo al unísino, mil veces por segundo. A lo lejos escuchaba el ruido de los vendedores que comenzaban a caminar por las calles de la ciudad. Y cerca, muy cerca de su oído, ella tarareaba una vieja canción pirata.

Sally Brown she’s a nice young lady,
Way, hay, we roll an’ go.
We roll all night
And we roll all day
Spend my money on Sally Brown.

– ¿Anoche soñé contigo, sabes? Le dijo cuando ella había terminado.

– ¿De nuevo? -Sonrió- Me gustan tus sueños. ¿Quién era ahora? -se dió vuelta para devolverle el abrazo- ¿Una princesa? ¿Una bailarina? ¿tu hermana perdida?

La miró a los ojos, negros, muy negros. No le podían recordar nada, no había nada que se les pareciera. La besó en los labios, ella seguía sonriendo, no le devolvió el beso.

– Eras la persona que amaba, pero estabas prometido a otro. -No pudo seguir sonriéndo-. Tú también me amabas, o eso me dijiste antes de partir a la casa de su familia.

Se dio media vuelta y buscó su caja de tabaco. La abrió con cuidado, sacó un poco, menos de lo acostumbrado, y lo puso en su boca. Era fuerte, le llegaba a la cabeza en segundos, como ella.

– Estabamos en India -continuó-. No eras una princesa, pero parecías una, igual que ahora -sonrió-. Tenías telas de seda, joyas en tus tobillos, frente, muñecas. Una visión, igual que ahora -sonrió de nuevo-.

– ¿Y tú? ¿Quién eras tú?

– No lo sé, no había muchos espejos -Se rió-. Era tu amigo, algún compañero. No lo sé…

– Nunca me cuentas de ti.

Pensó por un segundo.

– No hay mucho que contar… Bueno, sí, hay una cosa que se quedó conmigo: pensar en que si no serías mía en esa vida, pero sí en otras. Que tenía que hacer todo lo posible para vivir de la misma manera que tú. Ser tan bueno como tú, ser tan malo como tú, cometer tus mismos errores, de tal manera que la rueda de lo que ellos llaman Karma me una a ti.

Paul se calló y no volvió a hablar hasta que hubo dejado el prostíbulo y llegado a la Manzana Dorada, donde pidió otra temporada en el mar para poder pagarse otra noche en los brazos de ella.

Written by Pedro Poblete

23.febrero.2012 at 20:08

Publicado en Textos

Tagged with , , ,

DCCCLVI Verbum – Sal

leave a comment »

Sal, ándate a la puta.

Sal, ándate a la puta.

El café estaba casi vacío, igual que la ciudad. Era casi una tradición, una práctica respetada como ley; todos tienen que salir, todos tienen que disfrutar a sus familias, todos tienen que pensar en cualquier cosa, menos en estar acá.

Las luces estaban apagadas, el atardecer de verano era suficiente para la pareja cuarentona que compartían un trago preparado en una esquina, ella con una polera dos tallas menor, él con la camisa rosada abierta hasta el plexo solar. No era el primer trago que compartían en la tarde, y no parece fueran a parar pronto. “Bien por la mesera”, pensaba Salvador, mientras encendía un cigarro y aspiraba el humo con calma, deteniendo su historia. Al frente de él, su amigo del alma, lo miraba extrañado.

– Pero a ver, Sal, parte del principio. – Dijo confundido.

– Como escuchaste, me voy por ella.

– ¿Tú? ¿Dejar todo por una mina?

– No seas pendejo, Roberto, sabes que no es dejarlo todo. Allá voy a tener las mismas posibilidades que acá, profesionalmente hablando. Claro, dejo a la familia, pero vamos, que la familia me dejó hace tiempo – inhala del cigarro -. Cuando el viejo dejó a la vieja, tú lo sabes, nos conocemos desde que veíamos los Power Rangers.

– Y porque te conozco sé que todas esas huevas te importan poco. Tú te vas por una mina, esa fue la primera razón que me diste.

–  Sí, entendiste. No sé para qué preguntas y te haces el huevón.

– Porque no me has dicho nada de ella, lo único que sé es que la conociste hace un par de meses…

– Un mes.

– Dios santo, un mes… Bueno, un mes, y que es de allá, Finlandia.

– Noruega.

– Lo que sea, Sal, sabes que no he salido de este país de mierda.

– Así es amigo, me sorprende que no te hayas vuelto un huaso de mierda – dice, levantando el schop de cerveza.

– Bueno, ¿Qué tiene ella que te hace volver?

– Además del par de tetas, ¿dices?

– Y me tratas a mí de pendejo. Déjate de sacártelas y cuenta.

Salvador inhala largamente en el cigarro. Mira al local. Solitario, como le gustan. Cruza mirada con la mesera. “Es guapa, de eso no hay dudas”, piensa “pero la otra chica también lo es, y un poco más”. Le sonríe, bota el humo y toma un sorbo de cerveza.

– A ver… En pocas palabras, no es una mina, es la mina. ¿Entiendes?

– No, no entiendo, pensé que a penas las conocías. Que la habías visto un par de veces en carretes, que apenas habías hablado con ella antes de lo que pasó.

– Di las cosas con su nombre, huevón. Desde que culiamos.

– Sal, ándate a la puta. Sabes que no me gusta hablar así.

– Lo sé, y sólo conmigo lanzas puteadas.

– Tú también me conoces… pendejo de mierda – dice, riendo. Salvador también ríe y mira a su amigo. Hace años que no lo ve, y todo sigue como siempre. “Un poco más canuto, lamentablemente, pero sigue siendo un buen cabro”. Piensa en todo lo que han pasado juntos, y de que sí, se entienden sin palabras, pero que siempre ha sido política de la amistad que cuando van a ese bar, se cuentan las cosas con lujo de detalle.

– Bueno, sí, la conozco poco, por no decir nada, pero hay cosas que sólo se sienten bien, ¿Cachai? No estoy hablando de un tema de placer o siquiera de bienestar. No, es de pertenencia, de que es algo que debería ser. No es fácil de explicarlo, porque no es algo que sepa con certeza, sino algo que se siente. Cuando me abrazaba, allí, en su pieza, lo único que podía pensar es “this feels right”, “this is the right thing”; “esto se siente apropiado”, “esto es lo que debe ser”.

– Vaya, realmente te tocó.

– Un poco, sí. ¿Y sabes? Probablemente ella ni siquiera lo sabe. Ni siquiera lo sospecha. Probablemente para ella fue otra de esas noches, nada más. Pero me he aferrado a la idea de que no es así, de que si yo lo sentí, ella también. Y de que si me encuentro con ella de nuevo, voy a poder hacer que se sienta apropiado, de que sea lo que debe ser.

–  Me das risa, amigo. Cuando hablas en serio, no puteas.

– Me das pena, amigo. Sólo cuando te molestas puteas.

– Bueno, ¿Y? Cuál es tú plan.

– Ni idea. Volver a Europa, creo. Y ver qué pasa.

– A tus viajes, entonces, Sal. Que la persecución de tu amor perdido te lleve a buenos mares.

– Eres un pendejo. Pero tienes razón. ¿Sabes? Puede que sea una pura huevada, puede que me lo esté imaginando nada más. Pero si es real, voy a ser capaz de decir “crucé océanos para estar con ella”, y eso es importante para mí. Las veces que más he querido ha sido cuando más he dejado. He llegado a creer que es al revés: que cuando más he dejado, más he querido.

Written by Pedro Poblete

2.noviembre.2010 at 22:57

Publicado en Textos

Tagged with , , ,